22.4.10

Otra niña canción.

Cuánta magia inquietante. Cuánto sabor elegante.
¿Cuánto más para prender el radio y esconderse bajo las sábanas?
Y despertar a los treinta conservando la sorpresa
de la nostalgia.

16.3.10

Confesión.

La mayoría de las noches, en la casa de mis veranos, escuchábamos la radio antes de dormir, mientras mis tías adolescentes escogían que ponerse al día siguiente entre confesiones y recuerdos y bailes. Yo cerraba los ojos queriendo crecer, escuchaba a hurtadillas. Reíamos como a la hora de la comida y esta canción me llenaba los ojos de nostalgia. Desde esa edad, podía con la música, regresar el tiempo.

24.1.10

Quien entiende a esta banda de Boston es, sin duda, porque ha experimentado el abuso de la autocomplacencia. Escuchar a Morphine es masturbarse a lujuriosos decibeles, una cura para el miedo.



He vuelto.